Canadá era un país inmenso. Las regiones del este, junto a la costa atlántica, estaban pobladas por nuevos colonos que erigieron ciudades cada vez más cosmopolitas, pero el resto del territorio estaba escasamente habitado por unos pueblos indígenas que vivían básicamente de la caza.
Esporádicamente, tramperos y buscadores de oro se aventuraban a transitar por tan lejanos lugares. Compañías dedicadas a la minería o al tráfico de pieles establecieron sus almacenes en los cruces de los principales senderos, lo que dio origen a los primeros núcleos habitados.
La construcción del ferrocarril que une el océano Atlántico y el océano Pacífico significó la llegada al Canadá de grandes oleadas de inmigrantes, y el comienzo de la colonización de enormes territorios. Atracadores, cuatreros y personajes al margen de la ley pusieron en peligro vidas y haciendas.
Por este motivo, en mayo de 1873, el Parlamento de Canadá estableció la creación de la North-West Mounted Police con el fin de llevar orden y protección a las tierras del oeste canadiense.


Así nació un gran mito, el que en 1920 pasó a llamarse la Royal Canadian Mounted Police, que nosotros admiramos con el nombre de La Real Policía Montada del Canadá.
Su casaca roja y su sombrero de ala ancha fueron desde entonces el terror de los delincuentes. Implacables con el delito, han llevado a que hoy el Canadá sea un país en donde todos sus pueblos conviven en paz e impera la democracia.

Por este motivo, los miembros de La Real Policía Montada del Canadá son queridos y admirados por todos.
No ha sido una tarea fácil, y muchos miembros de la RCMP han muerto o han resultado heridos en cumplimiento de su misión.

Constable David Ross / Constable Fabrice Gevaudan / Constable Douglas Larche
Aquí puedes ver la fotografía de tres de ellos, fallecidos el 4 de julio de 2014 cuando un delincuente abrió fuego contra ellos. El oficial Ross dejó a un bebé y a su esposa encinta de otro. Constable Larche dejó a su esposa y tres hijas pequeñas. El oficial Gevaudan dejó a su esposa y una hija.
La Fundación Aurora enseñará a los niños y jóvenes que el Mal existe; y todas las personas que se dedican a cuidarnos y protegernos ponen en peligro sus vidas por nosotros.
Sea cual sea el cuerpo al que pertenezcan los policías, su dedicación y sacrificio excede a lo que exige su salario, y por tanto debemos considerarlos Héroes, respetarlos y admirarlos. Sus hijos se deben sentir orgullosos del trabajo de sus padres.
La Fundación Aurora, aconfesional y políticamente neutra, invita a todos los policías a integrarse como simpatizantes de la fundación y elegir sus representantes en el Patronato.
Todos los policías, vigilantes o guardas jurados, serán bienvenidos independientemente de su graduación, nacionalidad y del cuerpo al que pertenezcan.
Pulsa sobre la imagen del carnet y podrás inscribirte como simpatizante de la Fundación Aurora.
La Fundación Aurora enseñará a todos los niños y jóvenes que los policías son sus amigos, y siempre los ayudarán. En caso de que alguien los amenace, acose o abuse de ellos, tienen que contárselo a un policía, quien, sin excepción, los protegerá.
Los policías tienen que acercarse a los niños, ir a sus escuelas a darles consejos, enseñarles a soslayar los peligros, mostrarles las actitudes y comportamientos que son despreciables y ayudarles a que se conviertan en ciudadanos responsables.