Observando el mapa actual de América del Norte, vemos que en la parte inferior está situado México. En el mar Caribe frente a la península de Yucatán encontrarás Cuba, República Dominicana y Haití. Todos estos lugares están pintados en azul.

En el centro, los Estados Unidos de Norteamérica en color verde, y más al norte se encuentra Canadá, señalado con el color rosa.
Arriba en el oeste podemos ver una parte de Rusia, marcada en color amarillo, y enfrente, separadas por el estrecho de Bering, está situada Alaska en color rojo.
Cuando empieza nuestra historia, Canadá y Alaska eran tierras inhóspitas, habitadas por los pueblos que hoy conocemos como First Nations, o naciones originarias. Sus gentes vivían en el Neolítico, ya que no conocían la metalurgia de los metales.
Eran pueblos de cazadores recolectores que se sustentaban con los frutos de una Naturaleza salvaje. Se agrupaban en pequeños grupos, muchos de ellos nómadas. No disponían de medios ni de estructura social adecuada para desarrollar industrias especializadas, como requieren la extracción y elaboración de los metales.
El mapa político era entonces muy distinto al actual.

El centro de lo que hoy son los Estados Unidos formaba parte del Protectorado español de Louisiana, y los territorios del Lejano Oeste pertenecían al Virreinato de la Nueva España.
En el este, los pioneros ya habían constituido los estados de Georgia, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Virginia, Pensilvania, Nueva York, Rhode Island y Massachusetts entre otros.
En la costa oeste, desde el norte de Nueva España hasta el polo norte, se extendían amplios territorios vírgenes sin reclamar.
A mediados del Siglo XVIII, el Imperio ruso envió a sus exploradores a tomar posesión de las tierras de Alaska, y sus expediciones descendieron por la costa oeste de Norteamérica. Si miras este mapa de la Colombia Británica, observarás que el Imperio ruso, señalado en rojo, fue extendiendo sus posesiones de Alaska a lo largo de la costa hasta llegar cada vez más al sur.
Por dicha razón, cuando el gobernador de Nueva España se enteró de estos avances, tomó posesión en nombre de España del Territorio de Nutka, hasta el paralelo. Envió naves y a la Primera Compañía Franca de Voluntarios de Cataluña para que ocuparan los lugares estratégicos de lo que hoy es la costa de Canadá antes de que llegaran los rusos.

En tierras de Alaska fundaron la población de Cordova, y la Primera Compañía Franca de Voluntarios de Cataluña construyó el fortín de San Miquel en la isla de Nutka, en la costa de la isla de Vancouver.

ISLA DE CUBA.
Tipo de voluntarios catalanes (del natural).
Año 1872.
Su comandante, el tortosino Pere d’Alberní, estableció una gran amistad con los pueblos originarios y escribió el primer diccionario de sus lenguas nativas.
La influencia española en la zona terminó en el año 1795, como resultado de la Convención de Nutka pactada entre España y la Gran Bretaña.
En 1867 Rusia vendió Alaska a los Estados Unidos por 7,6 millones de dólares.
Curiosa aventura la de aquel puñado de hombres valerosos que llegaron en 1774 con sus buques hasta las costas de la isla de Vancouver y consiguieron alterar de modo tan notable el curso de la Historia.
Por todo ello, en la Columbia Británica todavía se los recuerda con afecto y muchos lugares y accidentes geográficos conservan los nombres que ellos les dieron.

Proclama de las autoridades de la Columbia Británica. Año 1994.